domingo, 29 de julio de 2018

Cuento "Pinocho"

Hace mucho tiempo, un carpintero llamado Gepeto, como se sentía muy solo, cogió de su taller un trozo de madera y construyó un muñeco llamado Pinocho.
–¡Qué bien me ha quedado! –exclamó–. Lástima que no tenga vida. Cómo me gustaría que mi Pinocho fuese un niño de verdad. Tanto lo deseaba que un hada fue hasta allí y con su varita dio vida al muñeco
                                         
–¡Hola, padre! –saludó Pinocho.
–¡Eh! ¿Quién habla? –gritó Gepeto mirando a todas partes.
–Soy yo, Pinocho. ¿Es que ya no me conoces?
–¡Parece que estoy soñando! ¡Por fin tengo un hijo!
Gepeto pensó que aunque su hijo era de madera tenía que ir al colegio. Pero no tenía dinero, así que decidió vender su abrigo para comprar los libros.
Salía Pinocho con los libros en la mano para ir al colegio y pensaba:
–Ya sé, estudiaré mucho para tener un buen trabajo y ganar dinero, y con ese dinero compraré un buen abrigo a Gepeto.
De camino, pasó por la plaza del pueblo y oyó:
–¡Entren, señores y señoras! ¡Vean nuestro teatro de títeres!
Era un teatro de muñecos como él y se puso tan contento que bailó con ellos. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que no tenían vida y bailaban movidos por unos hilos que llevaban atados a las manos y los pies.
                                        

–¡Bravo, bravo! –gritaba la gente al ver a Pinocho bailar sin hilos.
–¿Quieres formar parte de nuestro teatro? –le dijo el dueño del teatro al acabar la función.
–No porque tengo que ir al colegio.
–Pues entonces, toma estas monedas por lo bien que has bailado –le dijo un señor.
Pinocho siguió muy contento hacia el cole, cuando de pronto:
–¡Vaya, vaya! ¿Dónde vas tan deprisa, jovencito? –dijo un gato muy mentiroso que se encontró en el camino.
–Voy a comprar un abrigo a mi padre con este dinero.
–¡Oh, vamos! –exclamó el zorro que iba con el gato–. Eso es poco dinero para un buen abrigo. ¿No te gustaría tener más?
–Sí, pero ¿cómo? –contestó Pinocho.
–Es fácil –dijo el gato–. Si entierras tus monedas en el Campo de los Milagros crecerá una planta que te dará dinero.
–¿Y dónde está ese campo?
–Nosotros te llevaremos –dijo el zorro.
Así, con mentiras, los bandidos llevaron a Pinocho a un lugar lejos de la ciudad, le robaron las monedas y le ataron a un árbol.
Gritó y gritó pero nadie le oyó, tan sólo el Hada Azul.
–¿Dónde perdiste las monedas?
–Al cruzar el río –dijo Pinocho mientras le crecía la nariz.

                                          Nariz Pinocho
Se dio cuenta de que había mentido y, al ver su nariz, se puso a llorar.
–Esta vez tu nariz volverá a ser como antes, pero te crecerá si vuelves a mentir –dijo el Hada Azul.
Así, Pinocho se fue a la ciudad y se encontró con unos niños que reían y saltaban muy contentos.
–¿Qué es lo que pasa? –preguntó.
–Nos vamos de viaje a la Isla de la Diversión, donde todos los días son fiesta y no hay colegios ni profesores. ¿Te quieres venir?
–¡Venga, vamos!
Entonces, apareció el Hada Azul.
–¿No me prometiste ir al colegio? –preguntó.
–Sí –mintió Pinocho–, ya he estado allí.
Y, de repente, empezaron a crecerle unas orejas de burro. Pinocho se dio cuenta de que le habían crecido por mentir y se arrepintió de verdad. Se fue al colegio y luego a casa, pero Gepeto había ido a buscarle a la playa con tan mala suerte que, al meterse en el agua, se lo había tragado una ballena.
–¡Iré a salvarle! –exclamó Pinocho.
Se fue a la playa y esperó a que se lo tragara la ballena. Dentro vio a Gepeto, que le abrazó muy fuerte.
–Tendremos que salir de aquí, así que encenderemos un fuego para que la ballena abra la boca.
Así lo hicieron y salieron nadando muy deprisa hacia la orilla. El papá del muñeco no paraba de abrazarle. De repente, apareció el Hada Azul, que convirtió el sueño de Gepeto en realidad, ya que tocó a Pinocho y lo convirtió en un niño de verdad.

Cuento "El León y el Ratón"


Tipos de cuentos, dependiendo las edades de los niños

          
0-1 AÑOS: CUeNTOS BREVES Y CON RITMO
Hablar a tu bebé es esencial para que él aprenda a hacerlo. Durante este tiempo inicia los balbuceos y las primeras palabras y las tuyas le sirven de aliciente.
A la hora de contarle un cuento, recuerda que a esta edad los niños apenas tienen capacidad de atender, por lo que la narración ha de ser breve y la historia, muy sencilla: basta con un personaje al que le pasa algo muy cercano para el niño ( "Había una vez un bebé que vivía en una casa...").
De cualquier modo, cuando se cuenta una historia a un bebé lo importante, más que el contenido, es el tono y el ritmo que se emplean. 
Les gustan muchísimo los ritmos que se repiten, tipo rimas o pequeños poemas. “Juan tenía un barco; en el barco se fue Juan al mar...”. Aprovecha para hacer salir tu vena más poética.

1 AÑO: HISTORIAS SENCILLAS Y CERCANAS
A esta edad, las historias que le cuentas a tu hijo actúan como un estímulo para animarle a expresarse cada vez mejor.
Puedes introducir palabras nuevas y motivarle para que repita las que ya sepa, creando una especie de "cantinelas" que él pueda decir 
a su manera; son un gran aliciente para hablar.

La mejor forma de empezar un cuento es delante de algo que pueda ver y le sirva de apoyo para no despistarse. Así, si tenéis un perro en casa, puedes comenzar con algo como "Érase una vez un perrito...".
Los niños piensan sobre lo concreto y lo que tienen delante les ayuda a no perderse. Cualquier cosa les resulta fascinante, porque ahora están descubriendo el mundo y todo es novedad.
Además, es mejor que no compliques la trama ni hagas participar a demasiados personajes, que le confundirán. En su lugar, recurre a pocos protagonistas pero bien definidos (buenos o malos).
Y en cuanto a los temas, hay algunos que puedes introducir para quitarle angustia. Así, si le duele despedirse de ti por las mañanas, cuéntale historias de personajes que tras separarse vuelven a estar juntos. ¡Verás qué descanso para él!
2 AÑOS: RELATOS CON ENSEÑANZAS
Le encantan las historias simples de niños como él. Mete en el cuento cosas que sabes que le gustan, desde los columpios a sus alimentos preferidos.
También le fascina que los personajes sean animalitos, así que puedes hacer que un conejo, una ratita... vivan situaciones que le han ocurrido al niño. Y no te preocupes por el hecho de que los animales hagan cosas propias de seres humanos: a él no le importa en absoluto. La trama ha de ser sencilla, pero ya pueden entrar tres o cuatro personajes. El esquema con el bueno, el malo y uno o dos intermedios les resulta muy fácil de seguir.
Por otro lado, es esencial que quede claro lo que está bien y lo que no, lo que se puede y no se puede hacer, porque ahora está empezando a desarrollarse su sentido moral.
Y, por último, ten en cuenta que dispones de una media de entre 5 y 7 minutos de atención. Todo lo que excedas es tiempo perdido.
3 AÑOS: HISTORIAS CON SUS VIVENCIAS
Una buena idea es partir de las vivencias diarias del niño para construir una historia, ya que al usar sus experiencias le ayudas a objetivarlas y a imaginarse a sí mismo resolviendo las situaciones.
Los personajes, además de él mismo (ahora le encanta ser el centro), pueden ser niños como él, objetos cotidianos o animales. Además, le gustará que hagas participar a todos los miembros de la familia, porque está descubriendo que hay más gente que le quiere además de papá y mamá.
Evita que aparezcan muchos personajes secundarios, para que se centre.
Recuerda que la trama debe seguir siendo sencilla y tener un principio y un fin claros y definidos, y que al niño le cuesta atender más de 8 o 9 minutos.
4 AÑOS: NARRACIONES CON ESTRIBILLO
A esta edad, el niño necesita saber que todo ocurre según lo previsto. Por eso le gusta que las historias sigan un esquema fijo, sin alteraciones llamativas.
Básate en su vida para inventar los cuentos, aprovecha que está aprendiendo marcos de referencia (día y noche; semana y fin de semana;...) para incluirlos e introduce partes que se repitan para que él las diga, como estribillo.
Elige personajes que se parezcan a él, con los que puede identificarse, y deja claro cuáles son los buenos y los malos 
y que los que hacen las cosas mal sufren las consecuencias. Necesita saber que el bien siempre gana.

Recuerda que su tiempo de atención máximo son 10 minutos.
5 AÑOS: CUENTOS IMAGINATIVOS
El niño se siente más mayor, mantiene la atención hasta 20 minutos, le gustan las tramas alegres y con muchas aventuras y le basta con uno o dos personajes principales y otros tantos secundarios. Además de los fantásticos, le fascinan los animales y los objetos que cobran vida, ya que su mente aún no diferencia bien entre fantasía y realidad.

viernes, 27 de julio de 2018

Cuento de sillón "El Murciélago Toto"


¿Que espacio podemos utilizar para leer un cuento?


Cuento "La casa de Dorita"

La casa de Dorita-
La casa de Dorita-Imagen-1

 Junto a una encina

en un lindo bosque

vive una ratita.

Dorita es su nombre.


Su casa es preciosa

y quiere invitar

a muchos amigos,

a reir y jugar.




La casa de Dorita-Imagen-2   

                                                 Se asoma a la calle

mirando el lugar

 por si llega alguien,

le invita a pasar.


Ella es generosa,

le gusta ayudar,

dejar sus juguetes

y hacer amistad.

        La casa de Dorita-Imagen-3                                                                                                                                   La rana Pirriana

pasó por allí,

la invitó a su casa

y se quedó a dormir.


Se hicieron amigas;

muy bien se llevaban.

Pirriana y Dorita

reían y jugaban.

La casa de Dorita-Imagen-4    Alejo el conejo

pasó por allí.

– ¡Buenos días Dorita!

– ¿Te quieres venir?


Te divertirás mucho,

te lo digo yo

y en vez de una amiga

te encuentras con dos.

La casa de Dorita-Imagen-5

El gallo Marcelo

también se quedó.

Ya en aquella casa

no cabía un botón.

La rata Dorita

estaba feliz,

pues ella disfruta

si hay que compartir.

La casa de Dorita-Imagen-6

El oso Bernardo

llegó por la tarde.

-¿Me dejas entrar,

aunque sea tan grande?

Prueba, a ver si cabes,

le dijo Dorita,

pero ten cuidado,

que mi casa es chica.

La casa de Dorita-Imagen-7

Bernardo es muy grande,

la casa es pequeña.

Se rompió la casa…

se quedaron fuera.

-¿Qué hacemos ahora?

-¡Todos a ayudar!

¡Que nuestra ratita

no vaya a llorar!

La casa de Dorita-Imagen-8

– Yo traigo madera.

-Yo pinto, yo clavo.

-Yo la chimenea.

-Yo pongo el tejado.

La casa ya es grande,

ya pueden jugar.

Todos los amigos

felices están.

Estrategias para contar hermosos cuentos


Estrategia.. ¿Como contar un cuento?


martes, 3 de julio de 2018

Cuento "Caperucita Roja"

Había una vez una adorable niña que era querida por todo aquél que la conociera, pero sobre todo por su abuelita, y no quedaba nada que no le hubiera dado a la niña. Una vez le regaló una pequeña caperuza o gorrito de un color rojo, que le quedaba tan bien que ella nunca quería usar otra cosa, así que la empezaron a llamar Caperucita Roja. Un día su madre le dijo:“Ven, Caperucita Roja, aquí tengo un pastel y una botella de vino, llévaselas en esta canasta a tu abuelita que esta enfermita y débil y esto le ayudará. Vete ahora temprano, antes de que caliente el día, y en el camino, camina tranquila y con cuidado, no te apartes de la ruta, no vayas a caerte y se quiebre la botella y no quede nada para tu abuelita. Y cuando entres a su dormitorio no olvides decirle, “Buenos días”, ah, y no andes curioseando por todo el aposento.”

No te preocupes, haré bien todo”, dijo Caperucita Roja, y tomó las cosas y se despidió cariñosamente.


Caperucita Roja
La abuelita vivía en el bosque, como a un kilómetro de su casa. Y no más había entrado Caperucita Roja en el bosque, siempre dentro del sendero, cuando se encontró con un lobo. Caperucita Roja no sabía que esa criatura pudiera hacer algún daño, y no tuvo ningún temor hacia él.
“Buenos días, Caperucita Roja,” dijo el lobo. “Buenos días, amable lobo.”
– “¿Adonde vas tan temprano, Caperucita Roja?”
– “A casa de mi abuelita.”
– “¿Y qué llevas en esa canasta?”}
– “Pastel y vino. Ayer fue día de hornear, así que mi pobre abuelita enferma va a tener algo bueno para fortalecerse.”
– “¿Y adonde vive tu abuelita, Caperucita Roja?”
– “Como a medio kilómetro más adentro en el bosque. Su casa está bajo tres grandes robles, al lado de unos avellanos. Seguramente ya los habrás visto,” contestó inocentemente Caperucita Roja. El lobo se dijo en silencio a sí mismo: “¡Qué criatura tan tierna! qué buen bocadito – y será más sabroso que esa viejita. Así que debo actuar con delicadeza para obtener a ambas fácilmente.” Entonces acompañó a Caperucita Roja un pequeño tramo del camino y luego le dijo: “Mira Caperucita Roja, que lindas flores se ven por allá, ¿por qué no vas y recoges algunas? Y yo creo también que no te has dado cuenta de lo dulce que cantan los pajaritos. Es que vas tan apurada en el camino como si fueras para la escuela, mientras que todo el bosque está lleno de maravillas.”
El lobo feroz
Caperucita Roja levantó sus ojos, y cuando vio los rayos del sol danzando aquí y allá entre los árboles, y vio las bellas flores y el canto de los pájaros, pensó: “Supongo que podría llevarle unas de estas flores frescas a mi abuelita y que le encantarán.Además, aún es muy temprano y no habrá problema si me atraso un poquito, siempre llegaré a buena hora.” Y así, ella se salió del camino y se fue a cortar flores. Y cuando cortaba una, veía otra más bonita, y otra y otra, y sin darse cuenta se fue adentrando en el bosque.
 Mientras tanto el lobo aprovechó el tiempo y corrió directo a la casa de la abuelita y tocó a la puerta.“¿Quién es?” preguntó la abuelita.
“Caperucita Roja,” contestó el lobo.
“Traigo pastel y vino. Ábreme, por favor.”
– “Mueve la cerradura y abre tú,” gritó la abuelita, “estoy muy débil y no me puedo levantar.”
El lobo movió la cerradura, abrió la puerta, y sin decir una palabra más, se fue directo a la cama de la abuelita y de un bocado se la tragó. Y enseguida se puso ropa de ella, se colocó un gorro, se metió en la cama y cerró las cortinas.
Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma:
“¡Oh Dios! que incómoda me siento hoy, y otras veces que me ha gustado tanto estar con abuelita.” Entonces gritó: “¡Buenos días!”, pero no hubo respuesta, así que fue al dormitorio y abrió las cortinas. Allí parecía estar la abuelita con su gorro cubriéndole toda la cara, y con una apariencia muy extraña.
“¡!Oh, abuelita!” dijo, “qué orejas tan grandes que tienes.”
– “Es para oírte mejor, mi niña,” fue la respuesta. “Pero abuelita, qué ojos tan grandes que tienes.”
– “Son para verte mejor, querida.”
– “Pero abuelita, qué brazos tan grandes que tienes.”
– “Para abrazarte mejor.” – “Y qué boca tan grande que tienes.”
– “Para comerte mejor.” Y no había terminado de decir lo anterior, cuando de un salto salió de la cama y se tragó también a Caperucita Roja.
Caperucita con la cesta
Entonces el lobo decidió hacer una siesta y se volvió a tirar en la cama, y una vez dormido empezó a roncar fuertemente. Un cazador que por casualidad pasaba en ese momento por allí, escuchó los fuertes ronquidos y pensó, ¡Cómo ronca esa viejita!Voy a ver si necesita alguna ayuda. Entonces ingresó al dormitorio, y cuando se acercó a la cama vio al lobo tirado allí.“¡Así que te encuentro aquí, viejo pecador!” dijo él.”¡Hacía tiempo que te buscaba!”
Y ya se disponía a disparar su arma contra él, cuando pensó que el lobo podría haber devorado a la viejita y que aún podría ser salvada, por lo que decidió no disparar. En su lugar tomó unas tijeras y empezó a cortar el vientre del lobo durmiente.
En cuanto había hecho dos cortes, vio brillar una gorrita roja, entonces hizo dos cortes más y la pequeña Caperucita Roja salió rapidísimo, gritando: “¡Qué asustada que estuve, qué oscuro que está ahí dentro del lobo!”, y enseguida salió también la abuelita, vivita, pero que casi no podía respirar. Rápidamente, Caperucita Roja trajo muchas piedras con las que llenaron el vientre del lobo. Y cuando el lobo despertó, quizo correr e irse lejos, pero las piedras estaban tan pesadas que no soportó el esfuerzo y cayó muerto.
Las tres personas se sintieron felices. El cazador le quitó la piel al lobo y se la llevó a su casa. La abuelita comió el pastel y bebió el vino que le trajo Caperucita Roja y se reanimó. Pero Caperucita Roja solamente pensó:
“Mientras viva, nunca me retiraré del sendero para internarme en el bosque, cosa que mi madre me había ya prohibido hacer.”
Y fueron felices y comieron perdices
Y fueron felices y comieron perdices. 

Mientras tanto, Caperucita Roja se había quedado colectando flores, y cuando vio que tenía tantas que ya no podía llevar más, se acordó de su abuelita y se puso en camino hacia ella. Cuando llegó, se sorprendió al encontrar la puerta abierta, y al entrar a la casa, sintió tan extraño presentimiento que se dijo para sí misma:


Cuento "Los Tres Cerditos"




Los tres cerditos

Al lado de sus padres , tres cerditos habían crecido alegres en una cabaña del bosque. Y como ya eran mayores, sus papas decidieron que era hora de que construyeran , cada uno, su propia casa. Los tres cerditos se despidieron de sus papas, y fueron a ver como era el mundo, y encontraron un bonito lugar cerca del bosque donde construir sus tres casitas.
El segundo cerdito , un glotón , prefirió hacer la cabaña de madera. No tardo mucho en construirla. Y luego se fue a comer manzanas.El primer cerdito, el perezoso de la familia , decidió hacer una casa de paja. En un minuto la choza estaba ya hecha. Y entonces se fue a dormir.
El tercer cerdito , muy trabajador , opto por construirse una casa de ladrillos y cemento. Tardaría mas en construirla pero estaría mas protegido. Después de un día de mucho trabajo, la casa quedo preciosa. Pero ya se empezaba a oír los aullidos del lobo en el bosque.
No tardo mucho para que el lobo se acercara a las casas de los tres cerditos. Hambriento , el lobo se dirigió a la primera casa y dijo:
– ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!.
Como el cerdito no la abrió, el lobo soplo con fuerza, y derrumbo la casa de paja.


El cerdito, temblando de miedo, salio corriendo y entro en la casa de madera de su hermano. El lobo lo siguió.
Y delante de la segunda casa, llamo a la puerta, y dijo:
– ¡Ábreme la puerta! ¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare!
Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo y soplo, y aunque la casita de madera aguantó mucho más que la casita de paja, al final la casita se fue por los aires.

Casita de madera
Asustados, los dos cerditos corrieron y entraron en la casa de ladrillos de su otro hermano. Pero, como el lobo estaba decidido a comérselos, llamo a la puerta y grito: – ¡Ábreme la puerta!
¡Ábreme la puerta o soplare y tu casa tirare! Y el cerdito trabajador le dijo:
– ¡Soplas lo que quieras, pero no la abriré!

Casita de ladrillos
Entonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedo casi sin aire. Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Después de dar vueltas y vueltas a la casa, y no encontrar ningún lugar por donde entrar, pensó en subir al tejado, trajo una escalera , subió a la casa y se deslizo por la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que el no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo. Y el lobo , al caerse por la chimenea acabo quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo y nunca mas volvió por aquellos parajes. Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo con el trabajo se consigue las cosas. Y enseguida se pusieron manos a la obra, y construyeron otras dos casas de ladrillos, y nunca más tuvieron problemas con ningún lobo.
– ¡SopEntonces el lobo soplo y soplo. Soplo con todas sus fuerzas, pero la casa ni se movió. La casa era muy fuerte y resistente. El lobo se quedo casi sin aire. Pero aunque el lobo estaba muy cansado, no desistía. Después de dar vueltas y vueltas a la casa, y no encontrar ningún lugar por donde entrar, pensó en subir al tejado, trajo una escalera , subió a la casa y se deslizo por la chimenea. Estaba empeñado en entrar en la casa y comer a los tres cerditos como fuera. Pero lo que el no sabía es que los cerditos pusieron al final de la chimenea, un caldero con agua hirviendo. Y el lobo , al caerse por la chimenea acabo quemándose con el agua caliente. Dio un enorme grito y salió corriendo y nunca mas volvió por aquellos parajes. Así los cerditos pudieron vivir tranquilamente. Y tanto el perezoso como el glotón aprendieron que solo con el trabajo se consigue las cosas. Y enseguida se pusieron manos a la obra, y construyeron otras dos casas de ladrillos, y nunca más tuvieron problemas con ningún lobo.Casita de ladrillosCasita de ladrilloslas lo que quieras, pero no la abriré!Casita de maderaCasita de madera
Pero el segundo cerdito no la abrió y el lobo soplo y soplo, y aunque la casita de madera aguantó mucho más que la casita de paja, al final la casita se fue por los aires.